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* Flora lanzaroteña,... perfume y caracola


SOY LA VOZ DE TU LATIDO

Soy la voz de tu latido
que te descubre y te ama,
voy a decirte cantando
esta folía entonada:

Cómo agradece la lluvia
los campos de Lanzarote
que se visten primorosos
del amarillo hasta el verde.

En los valles, margaritas,
en los riscos, los bejeques,
y en los bordes del camino
siempre el "bobo"cimbreante.

Y hasta el volcán soberano
florido manto se pone,
ciñéndose blanca corona
cuando se posan las nubes.

El aire trae en sus ondas
tibios aromas del jable,
que el sol, con dulce constacia,
logró preñar de verdores.

La tabaiba en los barrancos,
la roja escarcha en las lomas,
y en los muros de las gavias
cae el geranio en guirnaldas;

amapolas, siemprevivas,
corregüela y malvarosa,
sinfonía de colores
que el son del viento acompaña.

En los regazoz se agosta
la tierna hierba que nace,
y en volanillos escapan
hacia el cielo azul celeste.

@PILAR CÁCERES (LANZAROTE)


La variabilidad climática concordante con la geográfica y sumada a todo un singular número de factores constituye el sustrato esencial que, desde su origen, colonizaron especies de flora y fauna, marina y terrestre, que procedentes de la zonas próximas o relacionadas arribaron a las islas y sus costas.



A pesar de que la isla es árida y cuenta con un escaso relieve, posee un buen conjunto de especies endémicas.

En el macizo de famara la norte de Lanzarote, existe el mayor numero de endemismos botánicos por km2 de toda Europa

En cuanto a la vegetación autóctona sobresale la flora marina las plantas terrestres exclusivas.

Las zonas de mayor interés botánico se encuentran en los acantilados de Famara, riscos de los Ajaches, Malpaís de La Corona y playas de arena orgánica.

La isla cuenta con escasa representación arbórea; aunque, eso si, abundan las palmeras especialmente en cauces de barrancos y en los valles.

Muchas se encuentran en el municipio de haría, situado en el valle conocido como el de las mil palmeras.



   

"¡Cómo he disfrutado de mi estancia en Canarias! (...) Sin mencionar de sus paisajes majestuosos, sus islas volcánicas (...); su desierto (...) cubierto de piedras pómez y de lava, sin insectos, sin pájaros; desierto que nos separa de esos bosques tupidos de laureles y brezales, de esos viñedos salpicados de palmeras, de platanares y de dragos

La naturaleza volcánica de la isla y la existencia de varios miles de especies propias al archipiélago hacen de Lanzarote un paisaje único en el mundo, de gran interés tanto a nivel educativo como para los amantes de la naturaleza.


Los investigadores han catalogado unas 3.700 especies endémicas de la fauna y flora terrestre de las Canarias.

El clima de Lanzarote, seco y soleado, es el responsable de la ausencia de color verde en el paisaje.
La mayoría de las plantas de la isla son cactus. Podría haberse llamado la isla de los cactus o de las palmeras, debido a la gran cantidad y variedad de este tipo de plantas.

La esencia del Lanzarote se encuentra en la naturaleza, ya que cuenta con grandiosos paisajes y abundante flora y fauna, endémica de la isla.

En este sentido, han creado la conciencia de conservación del medio ambiente, de modo que haya un perfecto equilibrio entre el desarrollo turístico y la preservación del medio natural

La flora de Canarias es el conjunto de especies vegetales que se pueden encontrar en estado silvestre en las islas Canarias.

Comprende unas 1700 o 1800 especies de plantas, de las alrededor de 500 son endemismos canarios, otras 500 son autóctonas de la región macaronésica y el resto probablemente fueron introducidas en tiempos modernos, posteriores a la conquista de las islas.

La flora canaria parece tener su origen en la flora subtropical europea del final de la Era Terciaria.

Los restos fósiles de numerosas especies, encontrados en la zona mediterránea europea y en el sur de Rusia, son idénticos a algunos endemismos que existen en la época actual en Canarias y Madeira.

Estas especies se extinguieron en el continente al final del periodo Plioceno debido a la desaparición del clima subtropical, propio de la ribera del Mar de Tetis (el actual Mediterráneo), por culpa de la glaciación que afectó al hemisferio norte y del proceso de desertización que originó el desierto del Sáhara.

Sin embargo, la mayor parte de ellas (exceptuando los elementos más tropicales) pudieron sobrevivir en las islas gracias a su situación oceánica y a su notable altitud, factores que mitigaron las temperaturas extremas que habían causado la extinción de sus parientes continentales.

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