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Guatiza


En los primeros años del 1600 nace Guatiza sobre un mamelón achatado que cae exactamente sobre La Vega, famosa ésta por ser rica en garbanzas, blandas y sabrosas como las papa de la tierra


El ejemplo de la vega de Guatiza (Lanzarote, Archipiélago Canario) ilustra uno de los últimos reductos del cultivo de la cochinilla en España.

Este parásito de las tuneras fue utilizado hasta épocas recientes para extraer tinte vegetal, pero hoy se encuentra en crisis por las dificultades de su comercialización. Se trata de un cultivo artesanal, sabiamente adaptado a unas condiciones climáticas extremas en terrenos volcánicos, que ha dado lugar a un singular paisaje agrícola.


Muchos de los paisajes agrícolas que todavía observamos nacieron en un contexto social y económico diferente al actual. Hoy tienen enormes dificultades para garantizar su futuro, porque han dejado de ser económicamente rentables.

Sin embargo son la expresión de una cultura colectiva, de sabiduría acumulada durante años, que les ha permitido  relacionarse con el medio, extraer recursos e incorporar al paisaje componentes muy especiales, tanto intangibles como tangibles.

Entre ellos, destacan los siguientes: la memoria del agua, el trabajo de la tierra, las técnicas de cultivo, el orden de muros y bancales, la organización de caminos, o la distribución de las viviendas, entre otros.

El cultivo de la cochinilla que todavía se realiza en la isla de Lanzarote (Archipiélago Canario), es un buen ejemplo de  todo ello. Representa una de las pervivencias más singulares de este tipo de cultivo en el ámbito de la Unión Europea y, si atendemos a su extensión, también de Canarias, donde hoy  prácticamente ha desaparecido.


El paisaje que nos encontramos en Guatiza es singular, misterioso. El origen volcánico de la isla configura su geografía. El cielo es de un azul intenso, las nubes, el mar, la escarpada costa, las montañas y volcanes, sus casas blancas, hacen de Guatiza un lugar para conocer.Situada en un gran llano, Guatiza está rodeada de montañas y volcanes.

Al oeste del pueblo existe una secuencia de montañas que prácticamente finalizan al norte de la isla, en el Volcán de la Corona (Haría).


Como en otros pueblos, el agricultor de Guatiza ha modificado el terreno para adaptarlo a sus necesidades, del tal manera que grandes extensiones de malpaís han sido preparadas para el cultivo. Los terrenos son enarenados con una fina capa de rofe (ceniza volcánica).

Éste ofrece una excelente protección a la tierra manteniendo la humedad.


El contraste del rofe con las tierras rojas, hacen aún más característico el paisaje. A menudo encontramos agujeros perforando estas escarpadas capas, en busca de la tierra fértil y la humedad, a la vez que protegen a los cultivos del viento.


El paisaje agrario está cubierto, en buena parte, de tuneras. En ellas se cultiva la cochinilla, insecto parásito del que, una vez secado al sol y triturado, se extrae el carmín, un excelente colorante utilizado tanto en tintes industriales como en alimentación. Tambien se cultiva la vid, la cebolla, higos y maíz. Para proteger los cultivos contra el viento se levantan muros, en ocasiones uno en semicírculo por planta (vid), o línea recta protegiendo al terreno, configurando un hermoso paisaje.


En Guatiza encontramos pocas especies arbóreas, destacando los eucaliptos que a lo largo de la carretera principal nos acompañan mientras atravesamos el pueblo. No es frecuente encontrar estos árboles en otros lugares de la isla.


Debido a la sequía, el viento y el terreno, la vegetación está compuesta por especies que se han adaptado a vivir en estas duras condiciones, algunas de ellas endémicas.


La costa de Guatiza, situada a tan sólo 1.5 Km del pueblo, está prácticamente cubierta de malpaís, existiendo unas pocas playas. Es frecuente encontrar aquí los bufaderos, zonas en donde el agua ha perforado las rocas varios metros. Con las mareas altas, es un auténtico espectáculo ver como el agua es expulsada por los pequeños huecos horadados en la roca varios metros hacia el aire, a modo de geiser y produciendo un ruido en ocasiones ensordecedor.
Varias características sobresalen en las construcciones tradicionales de Lanzarote que aquí en Guatiza abundan: el color blanco de sus casas, el verde de sus puertas y ventanas (en menor medida el azul), las chimeneas y los hornos semicirculares.


El contraste del paisaje volcánico, predominando los negros y rojos, provoca sobre las casas un efecto especial. Tradicionalmente la casa de Lanzarote tenía un patio de luz interior, en donde se situaba la pila que mantenía fresca el agua y que servía también para mantener frescos  el queso, la leche, la mantequilla, etc. Sus paredes eran gruesas, lo que le permitía mantener la temperatura estable, cálida en invierno y fresca en verano.


Hoy, las instituciones se han volcado en prevervar esta arquitectura, siendo un excelente motor de esta iniciativa el genial César Manrique, artista internacional de conocido prestigio, que hizo de Lanzarote su forma de vida. Si bien la construcción tradicional goza de una excelente salud, es cierto tambien que debido a la especulación, se empiezan a notar síntomas preocupantes en algunas edificaciones más recientes.


Varias características sobresalen en las construcciones tradicionales de Lanzarote: el color blanco de sus casas, el verde de sus puertas y ventanas (en menor medida el azul), las chimeneas y los hornos semicirculares.

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